Así pues, una vez llegados al Coll de la Creu de Santa Caterina, podremos apreciar unas vistas increíbles de el Golf de Roses, Empuriabrava, los pueblos de Albons y Viladamat, y toda la costa norte a partir de Torroella.
Hacia el sur, en cambio, veremos los pueblos de Torroella, Begur, el massís de les Gavarres al fondo, y toda la costa a partir de Torroella hacia el sur de la costa brava.
Efectivamente, este es un punto donde podemos apreciar las dos partes (norte y sud) de la costa brava.
De hecho, no debemos pasar por alto que esta ermita fue fundada el año 1392, por los frailes Berenguer Desguell, Bartomeu Cabotes y Pere Trasió (más popularmente conocidos como “el frares de Montserrat”).
El motivo y significado de esta construcción, fue honorar a la co-patrona de Torroella de Mongrí: Santa Caterina d’Alexandria.
De hecho, todavía se conserva la tradición popular de hacer un encuentro cada 25 de noviembre en dicho punto (en honor a la diada de la Santa), para conmemorar este punto como un lugar de salvación: pues se convirtió en devoción popular durante los siglos XVII y XVIII, cuando en tiempo de guerras, hambre y pestes, los ciudadanos acudían a dicha ermita para mantenerse alejados enfermedades y contagios.
Una vez hemos visitado la ermita de Santa Caterina y nos hemos hecho un par de fotos para inmortalizar el momento, ahora ya solo nos queda llegar hasta el famoso Castillo de Montgrí, el cual veremos desde dicha ermita.
El camino hasta llegar a la imponente fortificación, está formado de piedras gastadas y un camino en forma de “S”. Algunos atrevidos, optan por cruzar en vertical y llegar transversalmente al castillo. Otros muchos (la mayoría), siguen el camino hasta llegar a la cima.